La morfopsicología es una ciencia en auge muy polémica. La ciencia en cuestión, pretende establecer una relación directa entre los rasgos físicos (sobe todo los rasgos de la cara) y la personalidad. Según esta ciencia, cada rasgo de la cara podría ser correlacionado con un rasgo concreto del carácter. Una de las principales críticas que se le hacen a esta ciencia es que es contundentemente determinista: la correlación entre la el físico y el carácter es automática, un rasgo de cara concreto le corresponde un rasgo de personalidad al instante… con lo que parece que somos esclavos de nuestro propios genes… Pero la morfopsicología responde que esto no es necesariamente una ciencia determinista, pues ellos dicen haber demostrado que, el carácter puede cambiar, y a su vez los rasgos de nuestra cara terminan también cambiando para adaptarse a esas nuevas circunstancias del carácter…
El rostro y el carácter
Lo cierto es que yo mismo he tenido la sensación a veces cuando he conocido a una nueva persona… que ya la conocía de antes. De alguna manera a veces tengo la sensación que, por la cara de las personas podemos conocer su carácter… Esta sensación se basaría en asociaciones que hacemos de unos rostros que acabamos de conocer, con otros que ya conocíamos de hace tiempo, y nuestro cerebro inconscientemente termina por extrapolar el carácter de la persona que conocemos al de la persona que no conocemos. Con esto, creo que muchos hemos tenido esa sensación, cuando conocemos a una nueva persona e inconscientemente la asociamos a otra que se le parecía de cara…
Esto todo tiene el riesgo de caer en un excesivo determinismo. Ayer mismo leía en el “Muy Interesante” que la personalidad de la gente no cambia a lo largo de su vida… Pero esto da igual, la actitud ante la vida si cambia, y de hecho, no se trata de cambiar nuestra personalidad, sino de llevarla a su máxima expresión, de hacer de nosotros el tipo de hombre más elevado a que podamos aspirar. Para ello se ingenió este género literario de la “autoayuda”, y sus resultado son muy buenos, cuando no nos limitamos a leer… y ponemos en práctica lo aprendido en estos libros o en este blog. De cualquier manera, parece que sí, por nuestra cara nos conocerán… He aquí una lista con los rasgos faciales que denotan nuestra personalidad.
Los rasgos faciales y la personalidad
1. Los ojos: los ojos grandes y que sobresalen son más típicos de las personas abiertas al mundo, o sea más extrovertidas. En cambio, los ojos un tanto rasgados, como más profundos y metidos más en las cuencas, son típicos de las personas más introvertidas, que viven más en su mundo que en el mundo exterior.
2. Las cejas: unas cejas anchas y pegadas a los ojos indican a una persona muy concienzuda, con gran capacidad para asuntos intelectuales. Las cejas más estrechas nos indican que detrás hay personalidades más sencillas, más espontáneas, que no se come tanto la cabeza…
3. Los labios: son un indicador de sensualidad. Si una persona no destaca por sus labios, probablemente sea una persona poco sensual… La boca de los hombres o de las mujeres nos hace estremecernos de pura sensualidad. Hay algo mágico en la boca que va más allá de la medida de los labios… El caso es destacar por tu boca, que parezca que rezumas sensualidad por ella… y esto se puede conseguir tanto con labios finos como con labios gruesos. Si los labios son muy finos los dos, puede significar una persona muy pragmática y poco sentimental y sensual… Si el labio inferior es mayor que el superior, nos indican a personalidades algo místicas; si es al revés, personalidades poco románticas y pragmáticas. Los labios gruesos los dos… personalidades seductoras… pero esto no es suficiente, y hay gente muy poco seductora con los labios gruesos, y muy seductora con los labios finos…
4. La nariz. Indica un poco la fuerza animal. Todos conocemos el tópico de los “emos” con las naricitas muy pequeñas… Indicaría un poco falta de fuerza vital, esa falta de ese impulso salvaje y animal. En cambio, la nariz demasiado grande puede ser la nariz de un hombre o mujer-cabestro… o sea, de alguien que va pasado de fuerza animal, personas un tanto brutas y desagradables por ser salvajes en exceso… Lo mejor está claro, ni emo ni cabestro… las narices que denotan la personalidad más equilibradas son las normales, ni demasiado grande ni demasiado pequeña. Una nariz aguileña es dicen símbolo de usura e inteligencia pragmática…
5. La frente. Es el rasgo típico de la intelectualidad. Las personas que destacan por su frente y por sus ojos son personas muy sentimentales, con una muy buena inteligencia emocional. Los ojos profundos y encima la frente ancha, indica a personalidades muy románticas, personas de temperamento poético, morales, compasivas, fascinantes. Las personas de frente más breve suelen ser más pragmáticas, menos románticas, pero pueden ser igualmente personas inteligentes.
7. La barbilla. Todos tenemos en la mente a esos generales del ejército americano, cuya tremenda barbilla ha sido caricaturizada hasta la extenuación… La barbilla es símbolo de la fuerza moral de los hombres. Los hombres de más aguante, de carácter más estoico, destacan por su barbilla. Lo ideal son barbillas equilibradas, ni demasiado prominentes (imaginémonos lo que sería meter en nuestra vida a uno de estos parodiados y rígidos generales del ejército americano…) ni barbillas casi inexistentes… En el medio está la virtud.
8. La cara como un todo. Caras anchas son personalidades por lo general más románticas, tímidas y apasionadas. Las caras estrechas corresponden a personas más pragmáticas, menos románticas y más sociales. Las caras planas, pertenecen a personas planas… las caras que se hunden un poco hacia dentro, son caras de personas muy bordes y desagradables. Y las caras con curvas, como si tuviésemos colinas esparcidas por nuestro rostro, son personas de carácter encantador, que aunque son un poco tímidos, caen bien a casi todos… (ahora mismo me viene a la cabeza la carita de mi amor frustrado, María Adánez…)
El rostro no lo es todo
En fin, sólo nos queda decir que no se puede averiguar la personalidad de alguien sólo por la cara, aunque es una primera aproximación que nos hará decidirnos a acercarnos o no a esa nueva persona… Digamos que la primera impresión es el rostro, pero sólo el trato durante un tiempo con esa persona que queremos conocer, nos hará darnos cuenta de cómo es en realidad. No se puede conocer a alguien con una única mirada. He calculado el tiempo de convivencia efectivo que necesitamos para terminar por conocer a alguien bien… Y creo que unas 4 horas de hablar con esa persona, divididas en cuatro o cinco interacciones distintas en días distintos, ya nos hace tener una idea más comedida de la personalidad de esa persona. Pero antes no se puede conocer el carácter de una persona… La primera impresión es importante, sí, pero no hay que juzgar a alguien hasta que no ha pasado al menos este margen que nos hemos marcado de cuatro horas hablando con ella en varia interacciones distintas… Luego ya podremos sacar nuestras conclusiones, sean cuales sean: si queremos o no ser su amigo; si queremos o no ser su novio-a, etc.